EDUCAR significa la preparar a la persona para la vida y por la vida.
Hace unos días celebramos el 15 de mayo, Día
del Maestro, y estuve recordando muchos momentos importantes de mi vida, primero como estudiante
recordando aquellos maestros que dejaron huella en mí con sus enseñanzas y su
personalidad, y después como maestra
reviviendo esos días dentro mi salón viendo las caritas de todos aquellos niños
que depositaron su confianza en mí para que los guiara durante todo un curso
escolar.
Y fue cuando recordé lo que para mí
es ser Maestra.
Una maestra no es quien te enseña Español sino aquella que te prepara para
que puedas expresar con claridad y propiedad tus ideas, sentimientos, tus pensamientos
y así relacionarte con los demás, no te enseña Historia, te conecta con tu pasado para que construyas tu propia
identidad y mejores tu futuro, no te enseña Ciencias
Naturales, sino que te presenta el mundo para que te sientas realmente parte
de él y aprendas a cuidarlo y
respetarlo, no te enseña Matemáticas,
te muestra la exactitud con que se maneja la vida para que puedas aprender a
manejarla.
Pero sobre todo, una maestra no
solo se preocupa por cumplir con un programa, sino que asume la responsabilidad
de tener entre sus manos la vida de un ser humano que confía en que ella lo
ayudará a ser una mejor persona.
Cuando logras ser una maestra así,
los días de quincena dejan de ser los más importantes y este lugar lo ocupan
esos momentos en que los niños pasan un examen, terminan una tarea, pueden
exponer un tema sin problema y se despiden de ti cada día con un abrazo y una
sencilla pero expresiva mirada con la que te dan las gracias por todo lo que has
hecho por él.
Esto es SER MAESTRA, lo demás…siempre
será lo de menos.
¡Hasta la próxima!